miércoles, 24 de noviembre de 2004

BLOWING’ IN THE WIND

"BLOWING’ IN THE WIND" 

24/11/2004 

La fecha, el 20-N (tranquilos, que no es lo que parece). La circunstancia, los prolegómenos del SuperDerby Peninsular, Real Madrid-Barcelona. El lugar, Telemadrid (no Euskal Telebista, ni TV3, ni el canal local de los anarko-mocosos del barrio, no, Telemadrid). Los hechos, insólitos, impensables hasta hace tan solo unos meses, luctuosos...Salen dos cómicos, (la cara de uno me sonaba), escenificando una serie de sketches para distraer al personal mientras los futbolistas se ajustan los leotardos, y de buenas a primeras se arrancan por el siguiente diálogo, que reproducimos a continuación (no de forma textual, más bien conceptual, podríamos transcribirlo del vídeo, pero lo que importa es coger la idea): 

El uno; Mira, mira, por allí vienen, son miles, todos del Barcelona, y se les han unido los del Atleti, que van delante. 

El otro; Dios mío, jorl, no puedo, tenemos que huir, rápido, rápido, voy a pedir ayuda, voy a llamar al Rey por el móvil (se lleva el aparato a la oreja derecha)...oye, ¿tú crees que El Rey se pone? 

El uno; No, yo creo que El Rey no...el yerno, a lo mejor, pero El Rey, no se pone. 

Alucinante. Cuando nos lo contaron, casi nos pasa como a Bécquer, y tenemos que apoyarnos contra un muro, porque manda albúminas, que fuerte, fuerte, fuerte. Después de pasar la cinta de vídeo cuatro veces, y tomarnos una tacita de tila besada de Escocés, nuestros discos duros are restored y comienzan a sopesar. Lo sabíamos, sabíamos que había comenzado la cuenta atrás, pero aún así, nunca presumimos una caída libre tan acelerada, tan a plomo. Hemos entrado en la final countdown, and the end is at hand. ¿Cuántas veces ha de morir un dictador para dejar paso a una democracia? ¿Cuántos internados ha de visitar un hombre para convertirse en un hombre? ¿Cuántas veces tiene que hablar un pueblo para ser escuchado?. The times they are a-changin’, y la respuesta, my friends, está suspirando en el viento. 

Es el fin. Zarzuela lo sabe, y se revuelve furiosa, como cualquier animal herido. ¿Ha sido Letizia la definitiva culpable de este efecto dominó, o simplemente la gota que desborda el vaso, la mecha que prende en una sentina abarrotada de despropósito y decepción?. Quien podría decir, probablemente ambas cosas, pero lo cierto es que hay en marcha un dispositivo de censura nunca visto, una auténtica caza de brujas que persigue a cualquier profesional de los medios que persiga el escandaloso empeño de expresarse en libertad. Aunque nunca habéis sido santos de nuestra devoción, sabed que advertimos por lo que (unos poquitos) estáis pasando, y nos solidarizamos con cualquier periodista que defienda su inalienable derecho a denunciar esta Farsa, a contar la verdad. Nosotras, desde nuestro pequeño rincón, continuaremos en la brecha, recargando incansablemente nuestros RPGs de palabras, sumándonos a este canto que, lejos de representar el sempiterno run-run de unos cuantos “radicales”, es ya el clamor de la gran mayoría silenciosa, un canto general. 

Por lo demás, la cosa...continua ardiendo, a su lado los pozos de Irak no servirían ni para asar castañas. Al hechicero le han empaquetado de vuelta a Salvador; los servicios secretos aparecieron en la puerta de su suite con un subfusil en una mano y un sustancioso cheque en la otra, y al sanador, que no era tonto (ningún traficante en humo lo es), ni por un momento se le pasó por la cabeza el dejarlo caer. A Letizia le contó que debía volverse para curar a una niña muy grave y que pronto estaría de regreso, que continuara con el tratamiento. Pero la princesa, huérfana de su asesor espiritual, está todavía más acelerada, intenta contactar de nuevo con malas compañías, y protagoniza episodios de lo más irregular, escapadas peligrosas sin objetivo definido, o quizás con un objetivo demasiado turbio como para entrar en definiciones, como su estridente tete a tete con el Duque de Lugo, que ya tiene bastante con lo suyo, ay Señor, que dos patas para un banco...¿Cómo no va ella (y el resto), a darnos pena?. Si conocierais a fondo su day by day, vostr@s también la sentiríais. 

Letizia nunca sale de su habitación antes de las once y media. Esto es así porque no concilia el sueño por las noches, las pasa en blanco, mirando al techo, con el cuerpo dolorosamente rígido y los ojos exasperadamente abiertos, brillantes como los de una posesa, hasta que por fin, a eso de las siete o las ocho, consigue calmarse un poco e hilvanar unas cuantas horas de inquieto descanso, a todas luces insuficiente; lo que pueda pasar por su cabeza en semejantes maratones de ansiedad, propiciados a partes desiguales por las ensaladas de medicación a las que vive sometida y por las exigencias de su karma turbulento, lo desconocemos, aunque podemos hacernos una idea leyendo alguno de sus informes psicológicos, a los que de vez en cuando tenemos acceso; en un estado delirante y febril, se abandona a la decepción, al arrepentimiento y, de un tiempo a esta parte, a la más negra de las amarguras. A su lado, acaparadoramente hundido en el colchón, dándole la espalda, ronca (literalmente), a pata suelta nuestro príncipe...Un rato antes habrán hecho el amor, pero de una manera artificiosa, crispada, mecánica...veréis, cuando al acto sexual se le despoja de todo sentido de comunión física entre dos cuerpos que se buscan y se aman para convertirlo en una ineludible y sistémica Obligación de Estado, puede trocarse en un auténtico infierno, (al menos para nosotras, porque para los hombres...no hay revolcón malo), y eso es todo lo que a Letizia le queda ahora; necesita procrear, pronto, pronto, como sea, y ni la más entregada numeraria de base del Opus Dei podría concebir el sexo de semejante manera, esa frenética y abrasadora cuenta atrás en la que el asfixiante tick tack del reloj resuena cada vez de forma mas opresiva y macabra junto a su oreja. Mientras, Felipe continua ronca que te ronca...lo cierto es que no encuentra ya desafío ni emoción en la posesión de este cuerpo arrugado y marchito, y de eso una mujer siempre se da cuenta. En fin, no quisiéramos ponernos demasiado gráficas en horario infantil, pero el mismo hecho de la consumación de su amor, dada la gran descompensación de pesos y volúmenes, se constituye en un acto complicado, y condiciona una rutina que cuando se pretende quebrar no da lugar más que a estrambóticos números realizados sin pasión, que suelen acabar en punto muerto...(¿qué como conocemos detalles tan íntimos?...evidentemente, porque alguien los cuenta)....y por ello al terminar la princesa, que quisiera huir, echarlo todo a rodar, salir corriendo, pero que no se atreve, permanece agarrotada por el resto de la noche, fijando su mirada obsesiva en el techo, rumiando resignada sus sombrías expectativas, hasta que no aguanta más y, dándose media vuelta y aplastando su rostro contra la almohada, rompe en ahogadas convulsiones y solloza en silencio...dentro de las modalidades de contratos de venta de almas, este debe de tener sin duda un full-cover de lo más completito. 

Llega la mañana. Despeinada y ojerosa, Letizia se arrastra hasta el salón. Felipe no está a la vista, se ha levantado unas horas antes y se ha quitado de enmedio. Las maquilladoras dan comienzo a su meritoria labor, y en unos ochenta minutos, más o menos, consiguen el diario milagro de convertir a esta muchacha en algo medianamente presentable. Ya puede recomenzar la función, en un teatro, una sala de conferencias, una iglesia, La Farsa se traslada allá donde sea menester, unas cuantas frases hipócritas, unas cuantas sonrisas forzadas y hala, tira palante, la surrealista torsión de la realidad elaborada por los medios hará el resto. Hay un apretado programa que cumplir, El Rey quiere abdicar cuanto antes, pero no ve la luz al final del túnel. Su problema (testicular, por favor, sin chanzas con esto, que va en serio; lleva ya varios años tratándose en Londres, y últimamente, en Tejas; avanza lentamente, pero avanza), le impulsa en esa dirección, y además, con independencia de lo demás, ha llegado ya a la edad de jubilación, pero...¿cómo retirarse ahora?; todo su dispositivo de brainwashing and ironing se estrella contra el impredecible devenir de estos dos desbarda huertos, sus Herederos...Hoy iban los dos querubines al Instituto de Astrofísica, ¿significa eso que van a intentar recuperarlos a una orbita estable, o que se han dado cuenta de que se nos viene encima el Armageddon?...Houston, tenemos un problema, hay que dejar mezclar las imágenes a HAL, esconder bajo llave el cuaderno de bitácora, y sobre todo, hacernos los suecos si nos solicitan que los conduzcamos ante nuestro Jefe...Sofía no puede más, tememos que cualquier día se derrumbe, y las hijas, claro, tienen sus vidas, que son diferentes, pero cada cual a su manera, procura salir de la línea de fuego (¿quién podría reprochárselo?)...y las oligarquías, suspicaces, recelosas, a mitad de camino entre el empecinamiento a cualquier coste y el repliegue de fondos; en fin, que no hay ningún encanto decadent en este crepúsculo de figuras de cera, solo tensión, malos humores e incertidumbre... 

Un saludo a todos, y que La Fuerza os acompañe.

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