martes, 15 de febrero de 2005

15/02/05

15/02/05 

Hola a todos. Debemos daros cuenta de un suceso particularmente luctuoso, que ha impedido a Letizia asistir a los últimos actos acompañando a su marido, tal y como estaba previsto. Debido a un accidente doméstico derivado de sus afecciones psicológicas, la princesa de Asturias ha sufrido varios cortes superficiales y uno un poco más profundo, en el muslo izquierdo, consecuencia de los acontecimientos que pasamos a relatar. 

Desde hace un par de meses, Letizia rompe (rompía) los espejos. Los hacía estallar en mil pedazos, con la ayuda de un martillo de mango pulido y delgado y una vieja punta de hierro, larga, fina y oxidada, que guardaba en algún lugar de su habitación, quizás dentro de una cajita de música, o bajo la almohada. Las primeras sospechas al respecto surgieron cuando, en un inmenso espejo de marco dorado saturado de filigranas imperiales que cuelga de uno de los salones de La Casita del Príncipe surgió un día, en su mismo centro, una profunda e inexplicable melladura. Nadie se imaginaba como podía haber ocurrido aquello, nadie sabía nada. Hubo gran preocupación entre los encargados de seguridad, pues temían que alguien hubiera penetrado subrepticiamente en la residencia de los príncipes con aviesas intenciones. Pero no. Era ella. Más tarde apareció otro quebrado en uno de los baños, y otro más, de época y bastante caro, en uno de los salones del entresuelo. El viernes pasado una cámara de seguridad la filmó en el exterior, emprendiéndola a martillazos con el cristal ahumado de las ventanas de una de las casetas de la zona del jardín. Los vigilantes se quedaron petrificados, pero esta ¿de que va ahora, que nueva mosca le ha picado?. Salieron fuera y al verlos llegar la princesa tiró rápidamente el martillo y la punta entre los matojos y trató de simular que paseaba; los guardias no se atrevieron a decirle nada, pero ya se había cargado tres ventanas. Cuando enseñaron la cinta al príncipe este se quedó de piedra, llamó a los especialistas que la cuidan y al parecer estos le explicaron que ese comportamiento podría deberse a sus desórdenes, que ciertas personas con trastornos de la personalidad, alimentarios u obsesivo compulsivos, odian ver su imagen reflejada en cualquier superficie y son capaces de recurrir a la violencia para impedirlo; por lo visto, es la contemplación de su vientre eternamente plano lo que la desmorona. Felipe, muy avergonzado, quería que ni sus padres se llegaran a enterar del episodio, pero claro, esto ha sido imposible, más pronto o más tarde aquí todo se acaba sabiendo...y lo más grave es eso, que en esta última acometida contra su propio y deformado reflejo la princesa se hirió con varios fragmentos que caían y ahora el corte de la pierna, aunque no reviste complicaciones, le impide de momento andar con normalidad, provocándole una ligera cojera; por eso no la filman y ha tenido que suspender la asistencia a los mencionados actos. Se prevé que en muy pocas jornadas se encuentre totalmente recuperada, al menos de estos recientísimos efectos secundarios físicos de su mal de fondo, que esto último ya es otro cantar... 

Volvemos a lo de siempre; lo preocupante no es que una fuente anónima de Internet deleite con estas desventuras a unas cuantas docenas de lectores, pertenecientes a la recientemente implantada clase del “proletariado universitario”...Surgida en los setenta como consecuencia de la democratización de la enseñanza, es esta una clase de grandes conocimientos teóricos pero limitada en sus perspectivas del mundo real por una educación demasiado parcial y blanda, y que está destinada a sufrir a lo largo de su vida el descuadre entre las expectativas que le fueron prometidas si estudiaba y que creyó ganadas cumpliendo su parte del trato, y su verdadera cotización en la economía global de mercado, bastante más a la baja, dad una patada al polvo del camino y volarán catorce abogados, siete ingenieros, tres cronistas con talento...hombre, algo importa, porque es esta clase, a cuyos miembros sus padres contaban aquello de “estudia más que yo y podrás vivir mejor que yo he vivido”, y que después de tanta integral resuelta soñando con un pisito con columpios y piscina conseguirá algún día comprar un sótano de treinta metros que irá pagando con su jubilación, la que más soliviantada está por la tomadura de pelo del Preparado y compañía, la que no concilia que un par de jetas sin más talento que la entrepierna fácil vayan a vivir como reyes a su costa, pero en último término, esta clase de infelices es controlable. Lo Realmente preocupante es que toda esta información que nuestro grupo maneja y probablemente mucha más, incluida lo que la Caja Esconde, esté ya en poder de los gobiernos autonómicos, de los países árabes y budistas y cristianos, de los enemigos y de los “aliados”, hasta de ETA quizás, y eso tiene indiscutible peligro, porque son cosas que si se sueltan pueden prender la mecha, y habrá quien esté deseando que llegue el momento oportuno para ello. Ese es el auténtico problema que conlleva comportarse como un “chico muy responsable y avispado normal” y casarse con una “chica ilegalmente divorciada y de relaciones solapadas, estéril y psico-conflictiva normal” cuando se es Heredero de un Reino que agrupa muchas Tierras Altas, Medias y Bajas. Estas cintas del jardín, junto con todo lo demás, son un artículo ********** que quizás rule ya por ciertas embajadas, y esto no es para nada tranquilizador... 

Que pena, penita, pena...en fin, hasta la próxima.

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