lunes, 13 de septiembre de 2004

13/09/04

Hola a todos. Como dirían nuestros vecinos, ne va plus, la suerte está echada; Letizia no pudo ser inseminada en los Estates, su avanzado estado de anorexia y la concluyente presencia de cocaína en sus análisis de sangre convirtieron en inabordable el empeño, pese a las presiones “politicas” y las exorbitantes sumas de dinero ofrecidas por el Príncipe; más allá de un código deontológico del que responder, la prestigiosa clínica, pionera en los EEUU en el intento de ofrecer babys con ingredientes combinados al gusto del consumidor cual si fueran pizzas, tiene una reputación que proteger, y un infortunado misscarriage a pocos días de la concepción de un@ Hereder@ Real, no les beneficiaría en absoluto. Es por ello que la pareja sigue contemplando la opción japonesa como la más “viable”.

La situación ha tocado fondo, (ya sabemos que siempre decimos lo mismo, pero es que cuando uno cree que ha llegado abajo resulta que el batíscafo resbala y se precipita hacia una nueva sima oceánica). Después del fracaso americano, Letizia, indescriptible, ha abrazado el nihilismo total, y más que su redención, parece buscar el olvido definitivo a través de los alcaloides; la situación es ya pública, pues su último “viaje” ha sido tan sonado que todo Palacio ha tenido ocasión de ver y oír el estrépito y el estropicio; a la vuelta de Hungría, y tras otra noche de pasillos largos (larguísimos; tenemos muy poco tiempo, y hay cosas que es casi mejor no narrar, porque no aportan nada y dejan en mal lugar a demasiada gente), se han visto obligados a suspender su viaje a Sevilla y otros compromisos y comenzar a considerar como inevitable el ingreso de la princesa en algún tipo de centro de desintoxicación, o al menos en acondicionar una zona de Palacio para tal fin, acudiendo al asesoramiento de los mejores especialistas. Mientras, y para elevarle un poco la moral, se ha llevado a cabo una épica razzia (pagada con euros de curso legal) en las mejores joyerías de Madrid y alrededores (Barrio de Salamanca y Aeropuerto). Todo se ha adquirido por catálogo; Letizia quería en principio hacerlo en persona (de hecho, por querer, quería irse a Dubai a comprar oro en plan Alí Baba, o Aladino, según se mire, para ella y para sus tres elegidas, Mamá, Erika y la Abuela Menchu, a las que tacita a tacita está redondeando un ajuar de lo más suculento), pero como en su estado era imposible, accedió a presenciar los pases privados en Zarzuela. 

Nosotras estamos ahora increíblemente marcadas, hemos detectado nuevos troyanos de ultimísima generación en nuestros equipos (que por cierto, a los denominados troyanos, ¿no sería más lógico llamarlos danaos, griegos, aqueos, no eran ellos los que iban dentro del caballo?...timeo danaos...), y sabemos que la gravedad de la situación va a convertir en cuestión de “vida o muerte” para los servicios de seguridad de Palacio el evitar filtraciones, así que continuaremos mientras podamos. Un saludo

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