domingo, 11 de abril de 2004

LA COSA ESTÁ QUE ARDE (PRIMAVERA DE 2004)

LA COSA ESTÁ QUE ARDE (PRIMAVERA DE 2004) 

03-11/04/2004

Hola a todos. No veía el momento de dirigirme a todos vosotros para haceros partícipes de mi enojo y estupor por los sucesos que nos está tocando vivir, pero he preferido esperar hasta poder reunir unos cuantos datos que me permitieran esbozar una crónica aunque fuera esquemática de la esperpéntica secuencia de acontecimientos que hemos sufrido durante las dos últimas semanas. Si no era ya lo bastante indignante que los futuros Reyes de España, adolescentes consentidos y sinvergüenzas de treinta y dos y treinta y seis años respectivamente, pisoteando abiertamente la voluntad de Don Juan Carlos y Doña Sofía y desafiando el más elemental sentido de la oportunidad y la decencia se hubieran ausentado en plena Semana Santa y con España sumida en su circunstancia más trágica desde el final de la Guerra Civil a despatarrarse juntos en una playa del Caribe a falta de mes y medio de celebrar sus esponsales de acuerdo al rito católico, que prohíbe y condena expresamente la cohabitación de los futuros marido y mujer antes del matrimonio, me entero de que la realidad supera toda ficción y que ese periodo lo ha invertido la parejita en realizar un crucero de súper lujo en alta mar juntos y revueltos en un velero con unas cuarenta personas de entre las cuales la mayoría de ellas muestra un perfil que de la manera más suave no podría por menos de calificarse como de dudosa reputación. Prostitutas de lujo, niños de papá y mamá degenerados desde la cuna, empresarios de turbios negocios y un largo etcétera de especimenes amorales y libertinos que han protagonizado escándalos de billete y bragueta que ni el más abanderado defensor de las costumbres de vanguardia querría ver asociado a su apellido. Ya todo esto por supuesto la prensa, alcahueta y cómplice desde el mismo principio de este desafortunado compromiso, guardando un silencio cortesano y reprobable. Porque os puedo informar con rigor de que lo que iba en ese barco está acostumbrado a veladas que harían parecer la comuna hippie más radical de los años sesenta como una sucursal de hermanitas Ursulinas de las de antes; y no hablo ya de top-less o nudismo en cubierta ni de niñerías semejantes, sino de las prácticas sexuales y el consumo de substancias más variado y escalofriante. Y los futuros Reyes de España celebrando allí su despedida de solteros (y su luna de miel pre-sacramental), la misma despedida que como “;costoso sacrificio”; se habían comprometido a anular en señal de duelo por los trágicos incidentes del 11-M. No voy a dar nombres del “;ejemplar”; séquito náutico invitado a la “;ceremonia oficial”; por varias razones, siendo la principal que no soy yo quien para hablar de la vida privada de personajes que no van nunca a representarme públicamente, pero sí de lo que hacen aquellos que todos mantenemos con nuestro sudor para que realicen un servicio a la comunidad que obviamente esta pareja nunca será capaz de desempeñar. ¿Y que me decís de lo que ha pasado en Miami?. Pero desgraciadamente para todos, Letizia no está en su , su desequilibrio se acrecienta a cada día que pasa y arrastra en sus devaneos a un Príncipe Felipe que no es más que un simple pelele sin la más mínima personalidad en sus manos (esto no lo digo para exculparle, sino todo lo contrario; es una persona totalmente incompetente para el cargo que ¿pretende? ocupar), la pobre Reina Sofía es insultada y humillada a diario, y lo que ha ocurrido esta Semana Santa se va a ir destapando poco a poco, incluso con la manipulación mediática, y va a provocar serios problemas tanto a la pareja como a la Monarquía y a la Iglesia Católica. Después de la dramática discusión en Zarzuela, donde Letizia llegó a gritar con furia a la Reina que no se le ocurriera intentar meterse de por medio en su relación con Felipe o este renunciaría al trono de inmediato, la pareja salió escopetada de Palacio y se dirigió al aeropuerto, en donde embarcaron en Gran Clase en el primer vuelo que salía para la zona donde ya desde hacía varios días organizaban en secreto su despedida de solteros. Y ese vuelo era hacia Cancún. Sí, no es cierto que fueran el sábado en un vuelo regular a la República Dominicana, sino que como tenían tanta prisa por salir embarcaron el mismo viernes por la tarde hacia Cancún, y de ahí se dirigieron después a Santo Domingo en un jet privado que alquilaron en régimen de aerotaxi. Allí ya les esperaba (bueno, en La Romana, una urbanización de gran lujo a unos cuantos kilómetros, reservada en exclusividad para el sarao) el yate que Felipe con dinero público y a través de uno de sus íntimos tenía preparado para que su círculo de amigos, otros de Letizia (bueno, más que amigos, familiares, alguna hermanita, cuñaaaoos, primitas, parece que amigos tampoco le sobran) y diversos personajes del mundo del “;espectáculo”; (de los que algunos al parecer ni Felipe conocía, pero fueron invitados a petición expresa de Letizia), disfrutaran de un crucero secreto por las aguas del Caribe. Algunos estaban allí ya y la inmensa mayoría se incorporaron ese sábado y el domingo por la mañana, casi todos en viajes en línea regular de diversas compañías pagados con fondos de la Casa Real, los más en primera y alguno en Gran Clase. Todo se llevó a cabo en silencio y con la connivencia culpable de algunos medios de comunicación.

. El domingo por la mañana se incorporaron también al grupo dos de los especialistas que tratan a Letizia en Madrid, pues la novia finalmente accedió a última hora a que viajaran tras ella y tuvieron que coger un vuelo a Miami (en Gran Clase) y luego alquilar otro aerotaxi para reunirse con la pareja. A eso de las seis horas del domingo por la tarde el barco abandonó el puerto de La Romana y comenzó su “heroica” singladura. A bordo lo más florido y granado de la jet Tombolera, los más bellos y divinos cuerpos Danones que saltan por las camas más elegantes de nuestro para ellos entonces tan lejano terruño. Y hasta algún “artículo” de “importación” podía encontrarse, y no me estoy refiriendo solamente a los licores y al Dom Perignon. En cuanto al ambiente que “reinaba” sobre la cubierta de aquel navío, ¿qué podría contaros?, ya os he dicho que yo soy una persona más bien modosita y nunca he tenido la ¿oportunidad? de vivir ocasiones semejantes, pero tampoco soy ninguna mojigata y he visto películas que seguramente reproducirían con bastante fidelidad la atmósfera que se podía respirar allí. Pero casi mejor no os recuerdo ninguna, que cada cual se lo imagine a su manera; y no tengáis miedo de pasaros, seguro que os quedareis más bien cortos. Digamos nada más que durante los tres días que la parejita permaneció a bordo la comida más temprana nunca se sirvió antes de las cuatro de la tarde, que el número de personas que pernoctaban cada noche en cada camarote era siempre una variable independiente y que había quien se pasaba una jornada entera detrás de otra de lo más “mareado”pese a que la mar estuvo siempre en calma ¿sería el cambio de clima?. Ocurrieron anécdotas como la que a continuación os relato; un día algunas damas del pasaje, entre las que se encontraban Doña Letizia y su Hermanísima, decidieron que querían tomarse una piña colada de aperitivo, pero, ¡horror!, se comprobó que entre las numerosas y sofisticadas viandas embarcadas no había ninguna caja de piña natural. ¿Solución?. Se dio orden al barco escolta de la armada dominicana para que pidiera que un helicóptero les suministrara las piñas en alta mar. Después de una complicada operación de “salvamento” las damas pudieron disfrutar por fin de su coctel antes de la cena. No soy experta en logística militar, pero entre el coste de la operación en sí y las propinas que se embolsarían los mandos de turno, la cosa debió de salir por bastantes miles de euros. El crucero estaba destinado a durar por lo menos hasta el domingo siguiente, pero el martes noche Letizia decidió que quería estar algunos días a solas con su prometido.¿dónde? ¿por qué no las Bahamas? soñaba con ellas desde que era niña. Desde la costa norte de la República Dominicana a Nassau hay más de mil kilómetros, pero el tamaño del mundo está en relación inversamente proporcional al tamaño de la cuenta bancaria del que se desplaza (el dinero está ahí, otra problema es como haya llegado y para lo que estuviera destinado), así que después de que el yate atracó en una pequeña población preparado de polvo de mostaza que se cuenta entre los llamados medicamentos vomitivos, es decir, usados para provocar el vómito en lavados de estómago y casos de intoxicación. Es por supuesto una sustancia cuya administración queda estrictamente prohibida sin prescripción facultativa y sin la presencia de personas con autoridad sanitaria, por razones obvias (¿alguien tiene algún conocido que se lave el estómago él sólo en su casa?). Aquí ya la cosa se fue totalmente de las manos. Letizia se puso a chillar como una loca y dos agentes tuvieron incluso que retenerla físicamente, mientras que otros dos agentes más y tres guardaespaldas sujetaban a Felipe, que estaba totalmente fuera de sí. Cuando todo se calmó, en presencia ya de la autoridad aeroportuaria más alta de los alrededores, uno de los guardaespaldas, profesional en estas lides, se ocupó de los detalles más urgentes para poner en marcha los mecanismos de silencio a aplicar en el caso. A nivel médico el asunto es gravísimo, y más si tenemos en cuenta que Letizia ingería en secreto dichas pastillas al mismo tiempo que sus expertos en nutrición e imagen le suministraban, además de los antidepresivos y ansiolíticos habituales, un preparado de efectos exteriores similares a la cortisona, aunque más suave, con el objetivo de conseguir algo de volumen para su cara con vistas a las presentaciones en público. En fin, así está la cosa, eso es lo que hay, no quiero extenderme que ya estoy siendo demasiado prolífica. Mientras, los Reyes en España al borde del colapso, pulsando todas las teclas para que los impresentables salieran cuanto antes de ese aeropuerto y no trascendiera nada. Mientras nosotros en un avión con más de 200 pasajeros esperando en la pista; vuelo accidentado, nervios, incidentes, se falta al respeto a la tripulación, se aísla a la comitiva del resto de los pasajeros, los guardaespaldas procuran no acercarse demasiado, hay para todos. Llegada a Mallorca. Nadie se atreve a decir nada a Letizia. Ni siquiera cuando a un nivel más frívolo convierte la misa del domingo en otro episodio chusco más con esa chaqueta negra cerrada hasta la barbilla y esa especie de falda de lencería fina (¿fina?...,bueno, lo dejaremos). El psicólogo y la maquilladora pasan media noche en vela y consiguen evitar el desastre más inmediato. El ambiente en Palacio es irrespirable, pero aún así se planea el gran asalto mediático para la campaña de lavado de cerebro que se desatará en breve y será intensa de aquí al día de la boda (con respecto a este último sainete trasatlántico, ya he visto en los medios ejemplos de manipulación aberrantes; en otros casos se trata de simple falta de informaciones exactas). Pero todos saben que está vez la cosa ha ido demasiado lejos y rueda fuera de control y que a poco que trascienda lo que ha pasado esta Semana Santa, puede ser el final, y no solo de la pareja. Para pasar el rato, el que quiera puede entretenerse calculando a grosso modo el coste de toda esta charada; a mí entre vuelos de invitados, urbanizaciones, aerotaxis, yates, hoteles y demás me sale bastante por encima de los DOS MILLONES DE EUROS, y eso que yo estimo por lo bajo y solo contabilizo sobre transacciones de artículos legales. Si hubieran ido cuatro días a Mallorca como era su obligación y los Reyes querían, con unos diez o veinte mil Euros la cosa hubiera quedado cubierta. ¿Y es que se está tan mal en un Palacio en Mallorca con todas las comodidades?. Para mí lo quisiera. Y eso es todo por ahora. A los que os preocupáis por mi seguridad, muchas gracias, pero de momento no he notado nada raro....tocaremos madera. Un saludo. Seguiré informando. Enviado por: increíble pero cierto! | 16 junio 2004 
Enviado por: | 16 junio 2004

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